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Facturas de servicios públicos

7 CONSEJOS PARA REDUCIR LA FACTURA DE LA LUZ

Hay montones de pequeños consejos sobre cómo gastar menos en servicios públicos, pero a menudo sólo ahorran unos pocos dólares en el transcurso de un año. Aquí tienes 7 grandes consejos que te ayudarán a reducir significativamente esas facturas sin sacrificar el confort.

1. Suma tus vatios

Para reducir realmente tus facturas de servicios públicos, tienes que tener en cuenta qué consume energía, cuánta energía consume, con qué frecuencia la consume y si merece la pena el gasto.

Cuando sepas lo que cuesta cada aparato o electrodoméstico, podrás empezar a hacer "consejos y trucos" específicos e individualizados sobre dónde quieres limitar y cuánto quieres ahorrar.

Hacer un seguimiento de cada electrodoméstico puede parecer desalentador, pero merece la pena el esfuerzo y puedes utilizar las estimaciones de este artículo para empezar. Empieza sumando los vatios consumidos a lo largo de un año (tendrás que hacer cuentas para hacerte una idea general de cuánta energía consume cada electrodoméstico).

Los aparatos que están siempre en uso cuestan alrededor de un dólar por vatio al año. Un frigorífico y un congelador de 300 vatios cuestan alrededor de $300 cada año.

El coste medio por hora es de 13 céntimos por cada 1000 vatios (o kilovatios). Así, una lavadora de 1.000 vatios cuesta 13 céntimos por hora de funcionamiento. Estos precios varían según el año y tu ubicación, así que comprueba en tu factura de la luz cuánto gastas por kilovatio hora.

Estos son algunos de los elementos más comunes y la cantidad de energía que suelen consumir.

  • Secadora 3000 vatios
  • Lavavajillas 1600 vatios
  • Microondas 1000 vatios
  • Ordenador de sobremesa en reposo 100 vatios
  • Ordenador portátil en reposo 50 vatios
  • Frigorífico con congelador 300 vatios
  • TV HD en uso 234 vatios
  • Aspiradora 1600 vatios
  • Bombilla LED 70 vatios
  • Lavadora 1000 vatios

2. No te preocupes por las cosas pequeñas

Ahorrarás dinero siempre que consumas menos energía, pero tendrás que preguntarte si merece la pena.

Si tienes una smart tv y un mini frigorífico extra que siempre están enchufados, ¿cuál consumirá más electricidad en un día de inactividad?

La respuesta es, con diferencia, el mininevera.

Una mininevera de 75 vatios te costará unos $75 al año, mientras que un televisor apagado te costará unos $5. Si enchufar y desenchufar el televisor cada vez que lo usas te compensa el ahorro de $5 al año, hazlo, pero renunciar a la mininevera puede ser menos inconveniente y ahorrarte mucho más.

3. Encuentre su nivel de comodidad

Pruebe diferentes temperaturas para encontrar el equilibrio perfecto entre ahorro y comodidad.

Ajuste el termostato hasta encontrar el límite con el que usted y su familia se sientan cómodos. Mucha gente tiene un ajuste por defecto -72° en invierno, 68° en verano-, pero intente ser aventurero. Cada grado que subas el termostato puede ahorrarte 3% en la factura de la luz.

La calefacción y la refrigeración de su hogar pueden costar a veces más que todos los demás servicios públicos juntos y pueden ser la fuente de su mayor ahorro.

4. A un hogar vacío no le importa la temperatura

No necesitas que tu casa esté a una temperatura agradable cuando no estás.

Cambiar el termostato diez grados cuando estás 8 horas en el trabajo puede ahorrarte más de 10% en tu factura.

Acordarse de cambiar el termostato (o incluso de apagarlo) cuando no se está en casa puede ser complicado, pero muchos termostatos permiten establecer una programación semanal para que lo haga por ti. Hay que admitir que el proceso de configuración del termostato es excesivamente complicado, poco intuitivo y frustrante, pero busca el manual, un vídeo en YouTube o simplemente juega con él. Al final te convertirás en un profesional del termostato y ahorrarás una buena cantidad de dinero.

5. A una habitación vacía no le importa la temperatura

No es necesario que una habitación esté a una temperatura agradable cuando no estás allí.

Si una habitación no se utiliza a menudo (por ejemplo, sólo por la noche o cuando tienes invitados), puedes cerrar la puerta y tapar las rejillas de ventilación para ahorrar en calefacción y refrigeración. Cuando necesites usar la habitación, abre la rejilla y la puerta (un ventilador o un calefactor pueden ayudarte a estar cómodo mientras la habitación se adapta).

Dependiendo del tamaño de tu casa, cerrar una habitación que no utilices puede suponer una gran diferencia en tu factura.

6. Confíe en su compañía eléctrica

Las empresas de servicios públicos están para prestar un servicio, no para obtener beneficios.

Las compañías de electricidad, gas y agua están reguladas por los gobiernos locales y estatales. Animan activamente a sus clientes a reducir el consumo de energía y ahorrar dinero. Es posible que ofrezcan programas u ofertas especiales que puedan reducir su factura. Consulta con tu compañía local de servicios públicos para ver si hay algún programa en el que puedas inscribirte o consejos de ahorro que puedan tener para tu zona.

7. Pague sólo por el Internet que necesita, no por el que cree que necesita.

Más rápido no siempre es mejor. Evalúa cómo utilizas Internet en tu casa y encuentra una velocidad que se ajuste a tus necesidades.

Internet suele tener un coste fijo, lo que significa que pagas lo mismo todos los meses (a menudo hay límites de datos, pero sólo suelen suponer una diferencia en casos de uso extremo). Te cobran por el servicio completo, tanto si aprovechas Internet al máximo como si no. Puede que pienses que tener la mayor velocidad disponible es una necesidad, pero puede que en realidad no notes la diferencia mientras la usas.

Consejo adicional: No confíe en su proveedor de servicios de Internet. Los ISP no están regulados como otros servicios públicos. Se aprovechan de que gastes más y te ofrecen servicios u ofertas que no necesitas necesariamente.

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